Varios días lleva la niña
que le cuesta bien dormir,
pues al monstruo del enfado
ha comenzado a sentir.
Siempre que le viene el sueño
la pobre empieza a sufrir
porque al monstruo se le escucha
que no deja de gruñir.
Sus ruidos son fortísimos,
suenan como un jabalí.
Cualquiera en su lugar diría
que hay un animal allí.