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jueves, 15 de agosto de 2024

Roleando con los peques: ¡Hormigas gigantes!

Tras cuatro meses sin dirigir al rol (la última vez que dirigí a mis peques fue la aventura de la Torre de Tolomeo que he estado publicando estos meses atrás) y tras varias veces que me pidieran partida, decidí que había que superar la crisis rolera de los cuarenta y dirigirles algo, aunque fuese rápido y sencillo.

Un par de semanas atrás había surgido en mi cabeza una semilla de aventura, pero no era capaz de plasmarlo (ni siquiera en postits, que es como mejor se me da), así que decidí improvisar un poco.

Repasé varias de las aventuras que tengo por ahí compradas de una sola página (las típicas one-page adventures) para ver si algún mapa me inspiraba para la aventura que tenía pensada y, adaptando uno de los mapas del Forest Excursions como referencia, tire para adelante.

Preparándonos para la aventura

Y nos montamos una partidita de Savage Worlds (Pathfinder Salvaje) de entre una hora y hora y media, en la que se incluyeron los típicos momentos de comprar equipo en el mercado. Para poco dio la aventura, que hubo que alternar con jugar a la vez con la más peque al Monster Kit. Pero fue un rato muy entretenido, la verdad, que sirvieron para alejar los fantasmas de la crisis rolera.

La aventura

Los personajes de mis dos hijos (un hechicero semiorco con linaje de dragón y un guerrero arquero semielfo) habían acabado la aventura de la torre de Tolomeo en un emplazamiento de arrieros alrededor del cual había surgido una pequeña aldea. Tras la aventura, habían vuelto a la ciudad a hablar con la Archimaga sobre lo que habían encontrado y, como habían dejado sus caballos en la aldea (donde se los estaban entrenando), volvían a la misma.

De pronto, comenzaron a escuchar a un aldeano gritando, asustado, mientras se reunía con sus vecinos: algo les había vuelto a robar parte de sus animales; hacía un par de días habían sido gallinas y un cerdo (mientras los personajes iban y volvían a la ciudad), pero ahora había sido una ternera.

Los aventureros enseguida se ofrecieron a ayudar (¡y sin pedir nada a cambio!), y comenzaron a seguir un rastro. Aparentemente, algo grande y con varias patas había conseguido llevarse arrastrando a la ternera, cuyo cuerpo había ido dejando un surco, pero su conocimiento de la naturaleza no les permitía saber qué era.

El rastro no fue difícil de seguir, y los llevó hasta una colina, con algunos accesos complicados. Lo que fuese que se había llevado a la ternera parecía capaz de subir paredes casi verticales sin problema.

Finalmente, ascendiendo tras el rastro, llegaron a una pequeño oquedad en casi lo alto de la colina. Entraron a ver qué se encontraban y descubrieron una caverna con una primera estancia natural, con restos de animales en el suelo: huesos de gallina, un cerdo medio devorado y la ternera. Todos ellos plagados de hormigas, que se afanaban en conseguir alimento.

Pero, al observarlas más de cerca, descubrieron algo raro: entre el montón de hormigas normales, había algunas de ellas que eran considerablemente más grandes; otras que andaban a saltos; algunas eran de colores extraños, azules, verdes, amarillas; incluso había hormigas que parpadeaban y desaparecían por unas milésimas de segundo.

El reguero de hormigas mutantes llevaba más hacia el interior de la caverna, así que siguieron ese camino. Un pequeño pasadizo natural se metía en la oscuridad, y de repente descubrían que ese pasadizo debería haber sido más estrecho en cierto punto, pero algo lo había agrandado y había dejado los rastros de piedra por los alrededores (cual hormiga haciendo hormiguero).

Siguieron avanzando hasta llegar a una nueva estancia natural, donde se escuchaban ruidos raros. Al asomarse, al fondo de la estancia, por un nuevo pasadizo, comenzaron a aparecer hormigas gigantes, del tamaño de un poni, que se quedaron sorprendidas durante un momento al ver a los aventureros allí y sus antorchas.

El hechicero decidió lanzar un sortilegio de fuego para intentar asustarlas o aturdirlas (consiguiendo con éxito un truco sobre ellas, que las dejó distraídas). Las hormigas se lanzaron, de forma algo confusa, sobre el hechicero, y según salía una del agujero del fondo, aparecía otra más, hasta ser un total de seis hormigas, tres de ellas andando por el techo.

El combate fue rápido, porque un conjuro de miedo consiguió que cuatro de las hormigas huyesen, y las otras dos cayeron rápidamente bajo las armas del guerrero.

Los aventureros salieron detrás de las hormigas que habían huido, entrando más en la caverna, siguiendo más pasadizos naturales, hasta que llegaron a un pequeño arroyo subterráneo que cruzaba el camino. Lo extraño del arroyo es que, de una pared cercana, caía sobre él un líquido multicolor que se filtraba desde el techo, descendiendo por la pared hasta el arroyo, viniendo quizá del exterior. Algunas hormigas, al cruzar el riachuelo y entrar en contacto con el líquido de múltiples colores, de repente, cambiaban de color, de tamaño o de apariencia, ¡allí había algo mágico!

Pasando de momento del riachuelo, avanzaron más por el camino hasta llegar a una última estancia, plagada de piedras tiradas por el suelo. Las hormigas normales parecían venir de un hormiguero en la pared, y en el fondo de la gruta se veían a las cuatro hormigas gigante que habían huido. El semiorco con linaje dracónido usó su arma de aliento para cargarse a todas. Ya no había más camino que seguir.

Así que decidieron salir de las cavernas e investigar la superficie, para intentar descubrir de dónde venía ese líquido multicolor. Subieron a lo alto de la colina para descubrir una pequeña casa de una única estancia, oculta entre la maleza y en muy mal estado, aparentemente abandonada. Entraron con precaución, pero allí no había nada, solo lo que parecía ser el material olvidado de un antiguo alquimista: frascos, alambiques, probetas, todo disperso por el suelo, incluyendo un enorme caldero que reposaba, volcado, sobre un enorme charco multicolor, que poco a poco se iba filtrando en la colina hasta llegar al riachuelo de abajo.

Lo que había ocurrido es que el caldero, con una gran cantidad de líquido mágico, cayó al suelo por una corriente de aire y se mezcló con otros componentes que también habían caído, haciendo una mezcla aleatoria e inestable de magia que nadie debería probar. Pero eso los personajes no consiguieron deducirlo.

El guerrero cogió un frasco de los que estaban en buen estado para coger una muestra del líquido multicolor, y aprovecharon a registrar para ver si encontraban algo útil: un libro de creación de pociones, en muy mal estado, y una caja con 3 frascos intactos con líquidos de diversos colores (más otros tres frascos rotos), que aprovecharon para guardarse (¡a ver qué sacan de ahí!).

Tras el descubrimiento, volvieron a la aldea para contar lo que había en aquel lugar, y calmaron a los aldeanos diciendo las hormigas gigantes ya no les atacarían o, si aparecían más, al menos ya estaban prevenidos (quién sabe cuantas hormigas más podrán agigantarse al entrar en contacto con lo que queda aún de fluido mágico 😊). Como no tenían mucho que darles, aparte de las gracias y de ofrecerles siempre que quisiesen alojamiento gratis allí, les dieron raciones de comida para dos días. El semiorco, al ver los problemas por los que pasaban los aldeanos, decidió darles parte de su dinero para que arreglasen sus casas, dándoles 81 piezas de oro, que era casi todo lo que le llevaba encima, ¡en qué buena consideración les tienen ahora a los PJ en aquella aldea, especialmente al semiorco!

Ahora toca ver qué hacen con el líquido multicolor, si se lo llevan a la Archimaga Mayor o se les olvida en su saca para la próxima aventura :D.

Algo muy sencillo para un buen rato de diversión

La aventura no es que tuviese mucha miga: un gancho simplón y una caverna lineal, con solo un combate. Pero como llevábamos tanto tiempo sin jugar y era para pasar un rato, pues nos lo pasamos muy bien, la verdad. Quizá la suba en versión «aventura de una página».

1 comentario:

  1. A veces lo más sencillo es lo que más triunfa. Ahora tenemos a la fiera pequeña muy interesado en Gatitos Mágicos porque las aventuras parten de situaciones sencillas y admiten todo tipo de acciones sin límites a la imaginación. Ej: El hijo de nuestra humana quiere meterla en un asilo. Pues construimos un robot gigante con electrodomésticos que dispara latas de refrescos y atacamos con él al villano 🤣🤣🤣

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