Hoy toca hablar sobre mezclas (quizá raras) en el mundo del rol.
Específicamente, de tres cosas:
- sobre una campaña de la editorial Shadowlands para D&D, Sombras sobre Voirlán;
- sobre el juego de rol un juego de rol Pathfinder Salvaje (de Pinnacle, publicado en español por HT Publishers), que no es ni más ni menos que una adaptación del Savage Worlds para el mundo de Pathfinder (primera edición) de Paizo;
- y sobre un juego de rol y un suplemento: Mythras (antes conocido como Runequest 6) y el suplemento Fantasía Clásica, ambos de The Design Mechanism y publicados en español por 77 Mundos (ya puestos a poner enlaces, Mythras tiene una versión resumen, llamada Mythras Imperativo, que se puede descargar gratuitamente).
¿Y entonces, de qué voy a hablar? Pues de cómo, en ocasiones, me gusta complicarme la vida.
El resumen rápido, es que tengo en mis manos una campaña de D&D para dirigir, pero no me apetece dirigir D&D y sí que me apetece probar Pathfinder Salvaje y Mythras. Fin.
Pero entonces me sale el abuelo rolero cebolleta que todos llevamos dentro (o, al menos, yo), para dar más detalle a esa explicación. Aunque voy a intentar no enrollarme, me gustaría entrar más en detalle de cada sistema en artículos posteriores. Sí, ya sé que es un tema que no le interesa a absolutamente nadie, qué le vamos a hacer. Es lo que tienen los blog personales, que cada uno escribe las tonterías que quiere.
Al principio, todo era D&D
Me encanta la fantasía clásica, esa de magos que lanzan bolas de fuego y dragones volando por ahí, pero tengo que admitir que D&D no me gusta para dirigir. Y eso que le di muy duro al AD&D2 y durante una temporada a la tercera. Pero los juegos por niveles con sacos de vida no me acaban de matar (¿será que tengo muchos PG 😁?).
Así que siempre ando buscando una alternativa para dirigir una campaña clásica, con sabor a D&D pero sin ser D&D, pero nunca me he puesto seriamente con ninguna. Al final, tampoco dirijo mucho y, cuando lo hago, a lo mejor son más aventuras autoconclusivas o alguna campaña de otro estilo o ambientación. Y es que, aparte de fantasía clásica, también me encantan las partidas de CiFi, opera espacial y cyberpunk 😅.
Descartando Fate
Hace ya varios años (sobre 2015 o 2016), comencé una campaña de fantasía con Fate. Pero claro, son dos sistemas que no tienen absolutamente nada que ver, el sabor de las aventuras en cada uno de estos sistemas es enormemente diferente. No puedes planear llevar a cabo una ambientación clásica de tipo D&D con Fate, algo que hemos ido aprendiendo aventura tras aventura.
Además, aunque adoro Fate, nunca me he puesto a adaptar con tiempo su reglamento a fantasía con magia y tal, lo hemos ido haciendo sobre la marcha. Y, para más inri, ya sea porque lo explico mal o porque el juego tiene una curva de aprendizaje muy elevada (posiblemente más por lo primero que por lo segundo, es lo que tiene ser un máster de pacotilla), no consigo convertir a prácticamente ninguno de mis amigos a Fate. Al final, se me caen los jugadores 😓.
En resumen, Fate me encanta para muchas cosas, pero tras estos años ha quedado claro que si busco una campaña D&Dera, no me vale. Habrá que buscar otro cosa. Aunque me niego a abandonar Fate, eso lo tengo claro.
Acumulando otros manuales en la librería
Un posible juego al que podría haberle dedicado más atención es a Runequest 6 (ahora llamado Mythras), del que participé en el mecenazgo de la extinta Runa Digital en 2014. Pero claro, quedó relegado ante otras partidas y campañas. Se me ha quedado la espinita clavada de usarlo, ya que guardo muy buenos recuerdos del Runequest 3, pero también sabía que, de nuevo, el sabor del Runequest no es el mismo que el de una campaña de D&D, sobre todo por el tema de la magia.
Y otro juego que cayó en mi biblioteca rolera Savage Worlds. Es un gran reglamento genérico, no es el que más me gusta pero siempre lo aconsejaré como juego de inicio, al tener unas mecánicas resultonas y dinámicas a la vez que bastante tradicionales (comparándolo a otros genéricos como Fate o a adaptaciones para PbtA).
En cualquier caso, enredado a dirigir campañas con Fate, oneshots para probar mis eternos sistemas de juego y algún intento de campaña con D&D que no acabó de prosperar, estos manuales se iban quedando como lectura más que como manuales de juego.
También tengo el Dungeon World, otro pendiente de dirigir, pero de momento nos centraremos solo en los dos que importan.
Buscando campaña para dirigir
Y llegó Shadowlands
En esto que Shadowlands sacó la campaña de Sombras sobre Voirlán, para D&D5. Seis aventuras que se pueden jugar independientemente, pero que tienen una relación para jugarlas como campaña. Eso encajaba en lo que yo buscaba: no es un sandbox y viene con el diseño inicial del mundo sin agobiarte con miles de detalles.
Así que me decidí a comprarla, por si así podía dirigir una campaña en teoría corta (corta en teoría, hasta que eché cuentas con mis amigos, con sesiones de dos o tres horas, a dos o tres sesiones por aventura, se nos iba a entre doce y dieciocho sesiones... de corta nada).
Era de D&D, pero no pasaba nada. Si había que dirigir a D&D, se dirigía. A todos mis amigos les gusta.
Y llegó Pathfinder Salvaje
Al poco tiempo, a los de HT Publishers les dio por traducir Pathfinder Salvaje (¿o fue antes pero tardó más en llegar? No lo recuerdo). Recordemos que yo tenía pendiente (y ganas de) estrenar Savage Worlds.
Ahí estaba, un sistema que quería probar, adaptado a una ambientación a la que quería jugar, todo en un manual, quitándome de en medio toda la adaptación que tendría que hacer al jugar con un manual genérico (no es que haga falta mucha, pero siempre da un poco de pereza). Solo me faltaba una campaña.
Y, tras leerme el manual, vi que una conversión de una aventura de D&D a Pathfinder Salvaje sería relativamente sencilla. Las tiradas de habilidad se pueden calcular al vuelo, y los monstruos tampoco deberían llevar mucho tiempo el convertirlos. Buscando por Internet consejos y adaptando o creando alguna regla, al final todo encajó, ¡por fin tenía campaña de D&D pero para jugarlo a un sistema distinto! La pregunta es, ¿saldría bien? Espero que sí.
Por si acaso, la primera aventura que jugaríamos sería la última esperanza de Hondonada, una aventura específica de Pathfinder Salvaje que encaja como partida de inicio. Así probaremos el sistema y nos meteremos en materia de campaña.
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