No me gusta mucho hacer puzles para las partidas de rol con mayores. Me saca un poco de la partida, ya que, cuando aparecen, son los jugadores los que tienen que demostrar su habilidad, no los personajes. Pero antes, en mi primera época mazmorrera, los ponía a mogollón. En fin, son gustos que cambian, ahora no me va.
Aunque cuando juego al rol con niños pequeños, no opino lo mismo. Las primeras partidas que jugaba con mis peques y las que he jugado con otros niños, me parece muy entretenido eso de poner puzles.
Yo siempre he dirigido al rol a niños en mesa, nunca me he atrevido a hacerlo en plan gymkana (eso es para profesionales). Pero, aún así, no me he cortado a la hora de meterles puzles o misiones en las que tienen que resolver algo por ellos mismos, ya sea dibujando sobre un papel, usando un objeto o buscando algo en una habitación. Es una especie de mezcla de rol en mesa y rol en vivo.
Y es que eso que pienso sobre puzles para adultos (que nos saca de la partida), no me parece igual para peques, lo veo como parte intrínseca de su diversión, sobre todo porque en las primeras partidas no están tanto manejando personajes jugadores como que son ellos mismos jugando en nuestro mundo imaginario (por ejemplo, en pequeños detectives de monstruos, aunque se pongan un nombre de detective, siempre son ellos mismos investigando).
Además, los puzles pueden servir para hacerles pensar en las cosas que van aprendiendo en la escuela. Pero es importante, en mi opinión, no convertirlo en una actividad extraescolar más: Para mí, el objetivo principal siempre tiene que ser que se diviertan, no que sirva como excusa para que hagan más deberes.
Así que aquí os voy a contar algunos de los que he usado para algunas partidas, por si alguien le pudiese sacar provecho y convertirlo en una parte más de sus partidas, adaptándolo a las necesidades de la edad de los niños y del sistema que esté usando con ellos.
Algunos de ellos están en la aventura que se publicó hace ya tiempo en Nación Rolera - Un monstruo se ha escapado de la agencia, para pequeños detectives de monstruos. Otros están en un par de aventuras que publiqué ya hace un par de años en Facebook (como el robo del robot cocinero para un sistema propio sencilloete o la fiesta de cumpleaños para PDM).
Vamos a ver unos pocos:
La tortuga Susana
En este puzle (que aparece en el artículo de Nación Rolera) usaba un gran número de letras en papel que había recuperado del cole de los niños. Sería fácil hacerlo, de cualquier forma, recortando pedazos de papel con todas las letras del abecedario (algunas repetidas varias veces), en tamaño 5x5, por ejemplo. Valdría para jugarla con niños que ya saben reconocer la mayoría de las letras e incluso formar palabras.
Los personajes llegaban a una sala donde se encontraban a una tortuga que estaba triste, porque en su caparazón antes tenía, grabado con letras, su nombre, Susana. Pero se le habían caído las letras y no las encontraba, así que pedía a los personajes jugadores que la ayudasen a encontrar las letras y poner su nombre bien.
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Letras, letras, muchas letras |
Esta aventura la dirigí por un lado a mis hijos en casa y por otro lado en unas jornadas. En el primer caso, distribuí varias letras en una habitación aparte, dispersas todas por el suelo, boca abajo, aunque también podría haberlas ocultado para no tener que usar tantas letras y que tuviesen que buscarlas, quizá siguiendo algún tipo de pista.
En las jornadas, como estábamos en un aula, usé una mesa aparte para tenerlas ya preparadas antes de la partida, todas boca abajo.
Fácil, sencillo y útil cuando están aprendiendo las letras. Si ya las saben reconocer pero no formar palabras, siempre se les puede dar una chuleta con el nombre ya escrito para que así puedan ordenarlas fácilmente.
Ordena las sílabas/palabras
Este ya lo he usado en un par de aventuras, en uno para ordenar sílabas y en otro, para ordenar palabras. Aunque solo hay constancia gráfica del de sílabas.
Los pequeños detectives de monstruos iban a una fiesta de cumpleaños y encontraron una cuerda y un montón de sílabas sueltas. ¿Qué podría ser eso?
Previamente había cortado un cordel y las sílabas de la frase «Feliz cumpleaños monstruoso», que las preparé de tal forma que se podían meter en el cordel. La idea era que consiguiesen montar la palabra completa (era una pista más de que se trataba del monstruo del desorden).
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¿Qué querrá decir este cartel? |
En otra aventura, los pequeños detectives se encontraban en una escena con un perro peligroso (pero atado a una cuerda) que les ladraba mucho y no les dejaba entrar en un circo. Junto al perro había un cartel al que se le habían caído todas las palabras. Los detectives tenían que construir la frase completa, que decía algo como «el perro no te muerde si le dices bonito» (no recuerdo exactamente lo que ponía, pero por ahí van los tiros). Conseguida la frase, ya sabían como superar al perro.
Un reloj al que le falta una pieza
Este era algo más elaborado (tampoco mucho, no os creáis), porque les hice un reloj de cartón, con sus manecillas y sus números. Les pedí incluso ayuda para pintar el reloj antes de la partida con los colores que ellos quisieran. Es para niños pequeños que estén aprendiendo los números.
Recorté cachos de cartón con forma de engranajes y los puse en la parte de atrás, unos junto a otros, excepto en el centro, donde faltaba uno. Cada engranaje tenía un número del 1 al 9 y faltaba el 4. Tenían que deducir cuál era el que faltaba e ir a una tienda a comprarlo, escoger el engranaje del tamaño adecuado y volver a ponerlo en el reloj para que funcionase (después, un gamusino robaría de nuevo el engranaje, pero eso es ya otra historia).
El laberinto de colores y/o formas
Este puzle también está en el artículo de
Nación Rolera, aunque lo evolucioné para las
Fam, por si alguno de los niños que jugaban era daltónico y no distinguía bien los colores. Nos lo podemos imaginar en plan Indiana Jones y la Última Cruzada, cuando tenía que cruzar un enlosado buscando un nombre concreto. Os podéis descargar
este documento de Word para que podáis ver los ejemplos que usé y lo podáis editar.
En este caso en particular, los personajes tenían que recorrer un laberinto de colores, siguiendo una secuencia determinada. Escogí cuatro colores/formas y la secuencia que tenían que seguir, por ejemplo, rojo > verde > azul > amarillo, y vuelta a comenzar, rojo > verde > azul > amarillo. Dejé una plantilla a mano con la secuencia para que la tuviesen siempre presente.
Usé un laberinto diferente para cada jugador, como si cada uno tuviese que salir por su cuenta del mismo. Se podría usar el mismo para todos, pero así cada uno tiene para entretenerse por su cuenta.
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Ejemplo de secuencia a seguir y de laberinto |
Para prepararlo, tenemos que hacer una cuadrícula de un tamaño no demasiado grande (yo la hice de 6x6) y pintar primero el camino de inicio a fin (marcando cuál es la casilla inicial y cuál la final). Después ya pintamos el resto de recuadros.
Para evitar problemas con daltonismo, o por si simplemente se quiere usar otra cosa que no sean colores, yo añadí a cada loseta no solo un color sino también una forma (cuadrado, círculo, estrella, luna, por ejemplo, aunque también podría ser una letra, un número, etc.). Cada forma está siempre asociada a un color.
Como era para niños pequeños (cinco años tenían por aquel entonces mis hijos), evité que el laberinto tuviese falsos caminos. Es decir, que si el primer color es rojo y el segundo es verde, junto a un recuadro rojo solo puedo poner uno verde, para no confundirlos.
Por supuesto, esto se puede complicar mucho más según la edad: Caminos falsos, una misma forma asociada a distintos colores (solo una combinación forma-color sería buena), cosas así.
El sudoku de colores
Para poder entrar en un edificio, los personajes tenían un panel de control de colores para activar, ¡pero se había roto! Las piezas se habían caído al suelo y tenían que montarlo entero para que funcionase.
El panel en sí era un sudoku muy sencillote de 4x4 que usaba cuatro colores. Ningún color podía repetirse ni en la misma fila ni en la misma columna.
En el caso en particular, como mis peques eran muy pequeños, lo hice muy sencillo. Hice un recuadro grande con 16 casillas (4x4) y pinté la mayoría de los colores en ese recuadro grande, dejando dos recuadros pequeños de cada fila sin pintar. Los colores que faltaban, los recorté aparte, para que los pudiesen solapar con el puzle grande y así experimentasen las distintas posibilidades, hasta dar con la buena.
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La calidad es un poco mala, pero es lo único que tenía :( |
De cama en cama
Esta vez se trata más de una actividad de gymkana que de un puzle, para que corran un poco, haciendo una especie de escena de rol en vivo. Realmente no tenían que solucionar nada, solo reírse, buscar el color correspondiente, correr y saltar hasta que ya el máster decidía cuando parar.
Los pequeños detectives iban detrás de un gamusino muy travieso que llevaba un engranaje de un reloj que acababan de arreglar. El gamusino llegaba a la habitación de los siete cabritillos, donde cada uno tenía una cama de un color diferente.
Yo había desperdigado por el suelo de la habitación siete papeles de colores, que representaban las camas. No estaba muy bien currado, todo sea dicho, eran hojas de una libreta que había pintado con pinturas normales, así que aquí os lo podéis currar más que yo :D.
Entonces les decía que el gamusino iba de una cama a otra saltando y que tenían que cogerlo. Era tan sencillo como decirles "en la cama verde, en la cama verde" y mis dos pequeños jugadores iban corriendo como locos al papel verde. Cuando llegaban, les decía "la azul, ha saltado a la azul" y corrían a la azul. Así durante unos cuantos saltos, haciéndoles corretear un rato con un montón de risas, hasta que ya decidía que era suficiente. Básicamente, era solo para hacerles correr, pero también para tener agilidad buscando el color correspondiente.
El candado que abre la caja fuerte
Este es muy recurrente, y vale con conseguir un candado de tres números, cambiar la combinación y usarlo para cerrar una pequeña cajita u otra cosa (yo usé una caja de huevos de cartón que tenía un asa que, al cerrarla, no se podía abrir). A los peques les encanta eso de tener que abrir candados. También puede servir si tienes alguna pequeña caja de ahorros con combinación, claro.
En una ocasión, una pnj, dueña de la caja cerrada con el candado, les pedía ayuda a los jugadores, porque no recordaba la contraseña, aunque tenía unos trucos para intentar recordarlo. Cada número se podía conseguir haciendo una suma. Algo sencillo para cuando estaban aprendiendo a sumar.
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Este candado ha pasado por épocas mejores |
En otra aventura, el candado cerraba una caja de herramientas en la que tenían un martillo que necesitaban (aunque no sabían que había dentro de la caja de herramientas en ese momento).
En esa ocasión, tenían que buscar los tres números que formaban la combinación, que estaban desperdigados en distintas partes de la aventura (todo ello dentro del juego, que serían pistas que irían consiguiendo poco a poco).
Además de esos tres números, tenían una pista que decía que «los números que encuentres los tendrás que ordenar de menor a mayor». Evidentemente, con esa pista había que evitar usar el 1 y el 9 porque con esos dos sabrían al instando la posición de esos números en la combinación, aunque no hubiesen conseguido el resto, y podrían intentar abrirlo a base de ensayo y error. Ojo, que si algún jugador quería probar todas las combinaciones, también se le dejaba.
Esta segunda modalidad está muy bien para ir dejando varias pistas sueltas a lo largo de la aventura, con lo cual se convierte en un puzle que no pueden resolver en ese mismo momento.
Buscando cucharas en una caja oscura
Para esta actividad hice un montaje como si se tratase de una caja oscura llena de cosas. Lo hice a partir de
este vídeo tan chulo.
Yo usé una hoja de papel cebolla para hacer el dibujo y lo metí dentro de una organizador de hojas, con una cartulina negra debajo y otra hoja (o dos) de papel cebolla encima (porque con solo una se veía demasiado claro el dibujo).
En el dibujo puse tenedores, cucharas, lapiceros, tijeras, clips, un montón de cosas. Los aventureros tenían que buscar un total de diez cucharas con la ayuda de la linterna, pasándola entre la cartulina negra y la hoja con el dibujo, en plan «busca a Wally», y marcando sobre el plástico con rotuladores de pizarra Vileda.
La linterna se hace como un dibujo normal en una cartulina, pero recortando también una parte que hace las veces de haz de luz y que hay que dejar en blanco, sin pintar.
Eso sí, este es laborioso de hacer, si quieres tenerlo todo coloreado y algo caótico para que cueste, aunque sea poco, encontrar los objetos.
Y se acabó
Por ahí se quedan algunos en el tintero, incluyendo esconder animales (meeples de juegos como el Agrícola) de los que tienen que encontrar cierta cantidad, hacer una especie de trenecito (realmente era una barca en la que navegaban) para tener que girar a izquierda o derecha cuando se lo digas (porque la barca en la que navegaban iba dando bandazos), unir piezas de un robot que han robado para poder montarlo (o un mapa hecho pedazos del que van descubriendo partes), etc.
Bueno, ¿qué otros puzles se os ocurren? ¿Cuáles habéis usado vosotros?
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