Varios días lleva la niña
que le cuesta bien dormir,
pues al monstruo del enfado
ha comenzado a sentir.
Siempre que le viene el sueño
la pobre empieza a sufrir
porque al monstruo se le escucha
que no deja de gruñir.
Sus ruidos son fortísimos,
suenan como un jabalí.
Cualquiera en su lugar diría
que hay un animal allí.
Así que la pobre niña
se esconde de ese ser vil,
tapándose con la manta
para dejarlo de oír.
Una noche ya no puede
soportar el malvivir,
y al surgir el ruido baja
de su camita en un tris.
Se mueve muy sigilosa
hacía aquella sombra gris
que se oculta en una esquina
de donde viene el rugir.
Encuentra un bicho peludo
con largo rabo, sin fin,
unas orejas en punta
y una muy grande nariz.
Ese es el monstruo que gime
una noche y otras mil.
Ya está cansada de bulla,
no lo piensa consentir.
«¡Márchate, monstruo enfadado,
largo de una vez de aquí!
Que necesito descanso
para después resistir
el día siguiente en el cole
donde me tengo que instruir,
y me queden fuerzas luego
para jugar, saltar, reír».
El monstruo gira de golpe,
no la había visto venir,
totalmente sorprendido,
¿no la intentará agredir?
Pero no hace nada malo,
sólo se pone a sonreír,
la mira tranquilamente
y se pone a departir:
«Perdona si te molesto,
mal no quería producir,
yo solo me quedo quieto
para poder percibir
respirar a otra persona
para que me haga sentir
que ya no estoy tan solito,
que alguien hay cerca de mí».
«¿Por qué entonces refunfuñas?»
«Eso yo no pretendí.
Se trata de mi ronroneo
de cuando estoy muy feliz».
«¿Pero qué es lo que casi hice?
La pata bien la metí.
Te pensaba muy furioso
y yo me escondía de ti.
Quédate entonces, amigo,
aquí conmigo a vivir,
esta habitación que tengo
la podemos compartir.
Pues no eres aquel monstruito
enfadado al que temí,
lo tuyo no es más que alegría,
pues tú te expresas así.
Ya puedo soñar tranquila
sin tenerme que cubrir,
la cabeza con la manta.
Buenas noches y a dormir».
Eres el Garcilaso del Rol :)
ResponderEliminarEnhorabuena!!