Pero, entre toda esa maraña de consejos que podemos dar y encontrar en la red gratuitamente, me encantó el artículo que hizo @Funs_Athal al respecto: No todo vale.
¡Yo también quiero dar consejos!
Me gustaría a mí ponerme a dar buenos consejos de cómo dirigir, pero no me siento con la autoridad moral para poder hacerlo. Pese a que llevo ya años dirigiendo (desde finales del 93), son tan escasas las partidas que he dirigido en los últimos años (la vida del adulto con hijos, ya sabéis) y siempre con el mismo grupo reducido, que poca experiencia práctica puedo aportar. Me gusta mucho leer reglas, inventármelas, jugar con las estadísticas, pero al final nunca tengo tiempo para ponerlas en práctica.
Pero sí que puedo contar mi propia vivencia, por si puede aportar algo. Así que este post es puramente personal. Al menos, para quitar un poco el miedo a lanzarse a la mazmorra. Porque, lo importante para poder dirigir, es querer hacerlo y echarle ganas. Y contar con alguien de confianza con el que comenzar en este mundo, aunque ese alguien sea también novato. En esto no hay cursos a los que poder asistir, más allá de ser un jugador y tener un buen master del que aprender. Esto es mucha y divertida práctica.
Y es que, más importante que saberse todas las reglas al dedillo, tener música de ambientación, haber tomado notas de todo el módulo que nos hemos leído, saber interpretar a los pnjs, ser un hacha de la improvisación... más importante que todo eso, para comenzar, es tener un grupo al que dirigir con el que tener confianza, con el que sentirse a gusto. Al menos, para empezar. Si cuentas con amigos que no se van a aprovechar de ti (o, si lo hacen, va a ser dentro de la complicidad que da siempre la amistad), tienes ya la mitad hecha. Si fallas, pues dejas esa partida a medias y ya lo volverás a intentar. ¡O acabas con una matanza de personajes, un TPK que le llaman! Ese día te odiarán, pero luego os echaréis unas risas. Mmmh, creo que yo nunca he hecho un TPK, soy más de tipo master mamá.
Si no tienes grupo de confianza y te toca dirigir a alguien desconocido, pues a echarle valor, a aceptar los errores, a aprender de ellos y pensar que esa primera partida seguro que va a ser desastrosa, pero que necesitarás de una segunda para ver si has aprendido algo, y luego una tercera... Y si cuentas con amigos de verdad, seguro que al menos ellos te darán segundas oportunidades para seguir practicando.
Así, al menos, es como comencé yo a dirigir, sin necesidad de pensar si había que estar hecho de alguna madera especial para poder dirigir (y no hace falta estarlo). Muchos teníamos la suerte de que nos dirigían una o dos partidas antes de ponernos "detrás de la pantalla". Otros lo han descubierto porque vieron un libro de rol en una librería, se lo compraron y alucinaron en colores.
Así que mis consejos son dos: ¡valor, y al minotauro! y, si puedes, ten un grupo de amigos a mano con los que comenzar.
Pues sí, vaya mierda de consejos. Os lo he dicho, no me siento con la autoridad moral para dar consejos de verdad. Como master soy mediocre, no en plan despectivo, quiero creer que ni bueno ni malo, pero tengo jugadores con los que me divierto dirigiendo y ellos (espero) jugando, aunque sólo sean 4 o 5 partidas al año (este año estamos que lo tiramos y llevamos más) y al final es como nos lo pasamos bien.
Así que, al menos, os voy a comentar cómo comencé yo. ¡Cómo nos gusta a los frikis compartir nuestras historias aunque a nadie le interese! Un blog friki es como un diván para frikis, donde tumbarnos a contar nuestras penurias.
Aquí es donde uno puede decir "y a mí que me importa tu vida"... pues es verdad, pero la voy igualmente.
Abuelo cebolleta friki, ¡te elijo a ti!
Cómo comencé a jugar al rol
Yo me enteré de qué era un juego de rol gracias a mi Amigo G, el señor Merlín, al que en el colegio lo vi tomando apuntes del manual del D&D en la biblioteca del colegio. Nuestro colegio no era tan chulo como para tener rol en la biblioteca, se lo había traído él de fuera.
Le pregunté que qué era eso, y me dijo que era un juego en el que tú llevabas a un personaje, cogías armas, combatías a monstruos... no recuerdo exactamente las palabras que me dijo, pero seguro que eran algo así.
Aquel verano, en el pueblo, con lo que me había contado en dos frases, me dio por hacerme un juego de mesa, en plan Heroquest (si hubiese sabido qué era el Heroquest, me habría ahorrado mucho tiempo): Diseñé un laberinto en 40 hojas, pegadas con celo entre sí, con sus pasillos dibujados a boli; hice una baraja de papelitos con dibujos de armas y objetos, cada uno con una puntuación que sería el equivalente al daño, y que se irían cogiendo cual Mazo de Suerte en el Monopoly. Y mientras uno o varios jugadores llevaban a su personaje desde la hoja 1 hasta la 40, cada vez que avanzaba y se cambiaba de hoja, el malo (el equivalente al DJ) sacaba monstruos que intentaban que el bueno retrocediese a la hoja anterior (así era como moría... ¡que daño han hecho los videojuegos en los que la pantalla avanzaba sin parar! :D).
Una locura como un templo caótico neutral, jugamos media partida y, como era un truño, supongo que al final lo dejaríamos para ir a montar en bicicleta.
Pero al comenzar el nuevo curso, le recordé a mi amigo del cole lo del juego ese, que yo me había hecho uno y que si quería podíamos hacer uno entre los dos. Ya ves, todavía no sabía lo que era un juego de rol y ya me quería hacer uno. Él me contó que no iba exactamente así, que no había tablero, y que me lo iba a enseñar.
Así que me hizo una aventura en su casa, con una ficha fotocopiada del AD&D2 que había conseguido del mayor friki rolero de Coslada por aquel entonces (no diré nombres, pero cualquiera que sea un friki de los 90 de Coslada debería saber de quien hablo).
No recuerdo mucho de esa partida, sólo que tiramos mis características con el sistema de "3d6 por característica, lo que te toca, te ha tocado", a lo Gary Gygax, sin piedad. Tenía constitución 14 pero, según Amigo G., con esa constitución estaba un poco gordito. Ojo, también puede que me lo esté inventando, pero me gusta recordarlo así aunque pueda ser mentira :D.
Creo que lo primero que hicimos para probar las tiradas fue subirme a un árbol. Merlín me ha asegurado que me había preparado un dungeon cutrecillo. Eso no lo recuerdo, pero sí que recuerdo las hojas cuadriculadas rosas que usó para mapear :D. Es curioso lo de la memoria, que recuerdo las hojas pero no lo que se dibujó.
Fuese lo que fuese, casualmente a los pocos días (era finales de diciembre) la asociación Quetzalcoalt organizaba unas jornadas en el Gonzalo de Berceo. Así que allí nos plantamos, y allí jugué mi segunda partida, también al AD&D2. Ya con gente que se sabía las reglas de verdad :D.
No estuve nada participativo, un poco agobiado con los "expertos", pero me gustó. Me gustó tanto, que me compré los dados y pronto comenzamos a jugar. Todo en plan mazmorrero y superinfantil, creo que en la primera o segunda aventura que hice, tenían que rescatar a la princesa del dungeon. ¡Y ni siquiera teníamos el manual del jugador, jugábamos con las estadísticas que aprendimos en aquella partida! Al menos ya conocíamos el significado de uno de nuestros mejores amigos por aquel entonces, el GAC0 ;). Supongo que el manual lo conseguí como autorregalo de Reyes, a los pocos días.
Desde entonces, considero diciembre como mi iniciación al rol. Para ser más exactos, el 22 de diciembre. Este año, que es nuestro 25 aniversario, aunque me lo había propuesto, no llegaré a montar partida de conmemoración :O.
Esas primeras partidas, sin ambiciones, con la confianza de la amistad, con el único propósito de divertirnos y de ir aprendiendo las reglas poco a poco... todo eso fue haciendo que le cogiésemos el tranquillo y la gracia a las partidas de rol. Pero siempre fue sin presión, no había una necesidad de crear "la partida perfecta", y eso a lo mejor conseguía que nos divirtiésemos más aún. O a lo mejor es que éramos jóvenes y cualquier aventurilla era una nueva experiencia gratificante. Pienso que, con la edad, nos volvemos más exigentes con esto del rol y no nos conformamos con menos.
Tengo que admitir que, esto de que me guste el rol y, sobre todo, dirigir, puede haber sido también motivado por el hecho de que me apasione tanto inventarme mundos e historias así como porque me encanta leer reglas. Sí, yo soy de los que se leen el manual del móvil como entretenimiento. El rol me ha aportado las mecánicas que necesitaba mi imaginación para poder compartir con los amigos las historias que me imaginaba.
Curiosamente ahora, con más experiencia a la espalda, preparar partidas ya me comienza a costar mucho, siempre parece que me tengo que superar y eso, al final, es un hándicap: ni consigo superarme, ni jugar todo lo que me gustaría. Eso es echar piedras a mi mochila de master.
Además, a eso le tengo que añadir que prefiero tener un mundo inventado en lugar de usar uno ya creado. Eso es echar más piedras a la mochila. Ojo, que no se entienda que esto es malo, al revés, no es bueno ni malo, cada uno tiene su estilo. Sólo es algo personal. Para alguien novato, puede ser tan malo querer basarse en un mundo muy rico y querer ambientarlo a la perfección (te restringe demasiado a lo que ya existe) como querer inventarse el mundo entero (te requiere demasiado trabajo)... un término medio sería más adecuado (pero qué listo que era Aristóteles): un mundo ya creado pero en una región inexplorada o un mundo nuevo, con tópicos, en una pequeña región que irás aumentando. Mierda, ya estoy dando consejos que no debería dar...
Esas cosas y la falta de práctica son las que a mí me hacen tener miedo escénico a la hora de dirigir, sobre todo a desconocidos. Siempre necesito a algún amigo presente. Ojo, fijaos, que son muchos años dirigiendo y aún tengo miedo escénico :D. Pero creo que es por la falta de partidas con desconocidos más que otra cosa. Al final, se supera echándole valor y dirigiendo. Si no diriges, esa partida ni siquiera habrá salido mal, se irá al limbo de las aventuras no jugadas.
¿Jugamos o competimos?
Me da la impresión de que, a veces, nos podemos tomar esto del rol como una competición, como si hubiese una especie de clases, en la que tú no vas a divertirte, sino a hacer algo profesional y que serás juzgado. Que entre los jugadores estará Risto Mejide para decirte alguna bordería y desprestigiarte. Y eso puede ser lo que más nos presione a la hora de dirigir. Sobre todo, si realmente estamos dirigiendo a Risto Mejide. Por cierto, ya suena anticuado mencionar a Risto en un post, ¿no?
Siempre nos ha parecido que hay clases. Yo alucinaba hace años cuando el famoso friki de Coslada mencionado antes me contaba "aquella vez que nos enfrentamos a un kobold de nivel 20 que tenía un cuerno que invocaba a cientos de kobolds" y yo pensaba "pues vaya mierda de partidas que preparo yo, ¿pero en qué liga juegan estos?". Y como ahora se puede leer mucho y más sobre el rol (hay muchillones de blogs y vídeos para empaparse), pues uno se queda con esa impresión aparentemente real de elitismo en el rol, de gente que juega/dirige bien y gente que no.
Si encima, siendo novatos, comenzamos a leer cosas sobre sandboxes, que si el DJ tiene que saber improvisar, que si hay que dar libertad de acción a los jugadores, que si tenemos que interpretar a los pnjs (o pjs) metiéndose en su pellejo... como novatos, podemos pensar "dónde voy yo con mi aventura lineal, hablando todos en tercera persona, sin poner siquiera música de ambientación". ¡Zarandajas! Vamos a jugar y a pasárnoslo bien.
Dentro de que te puede gustar más un estilo de juego u otro, sólo debería haber una clase de jugadores y directores: La de los que se divierten jugando.
De ahí que sea importante comenzar a jugar con amigos: Sabes que te van a juzgar mal, con mala intención, pero te da igual porque nunca les haces caso y, además, ¡les vas a mandar a la mierda muy lindamente! Luego, os tomaréis unas cervezas y ellos te darán una segunda oportunidad. Y si no, les obligas a dártela, que no hubiesen sido tus amigos :D.
Querido jugador que no eres master
Si has llegado hasta aquí y tú no vas a dirigir, pero vas a ser uno de los jugadores de un director novato, no le putees, respétalo, no le hagas trampas con las reglas y pasa un buen rato. Si eso, cuando estés con un DJ con más tablas, munchkineas lo que haga falta.
Por eso se dice que "quien tiene un amigo, tiene un tesoro"... o un montón de PX... ¿no?
ResponderEliminarJa, ja, ja, sí, la verdad es que viene a cuento, o "quien tiene un amigo, tiene un tesoro, y si además es DM, un montón de PX" ;)
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