Se ha olvidado de mí
Carlitos y Benita habían sido los mejores amigos durante muchos años, ¡un porrón! Se conocían desde bebés y habían estado juntos en la guardería y en infantil. No había día que no se hubiesen acompañado en el parque o que no hubiesen jugado en casa de Carlitos. Incluso dormían juntos, contándose historias para vencer a los monstruos del armario y de debajo de la cama.Pero ahora que habían comenzado primaria, Carlitos ya no le hacía tanto caso. Benita se sentía muy sola, ignorada. Tras ese montón de buenos momentos y sin haberse peleado nunca, ¿por qué prefería jugar con otros niños? Sí, de vez en cuando la llamaba, sobre todo cuando no había otros niños cerca, como si le diese vergüenza que le viesen con ella. Pero aquello le sabía a poco.
Así que Benita se comenzó a juntar con los otros amigos invisibles de la clase, que estaban en su misma situación: Brody el Caracol, Tortilla Pelirroja y Cuarzo el Pedrusco. Todos estaban tristes, porque sus antiguos amigos habían hecho amistad con otros niños reales. Todos tenían sus corazoncitos imaginarios rotos.
Estaba claro que la vida del amigo invisible se volvía muy dura cuando los niños llegaban a primaria y se hacían ya mayores.
Así que Benita se comenzó a juntar con los otros amigos invisibles de la clase, que estaban en su misma situación: Brody el Caracol, Tortilla Pelirroja y Cuarzo el Pedrusco. Todos estaban tristes, porque sus antiguos amigos habían hecho amistad con otros niños reales. Todos tenían sus corazoncitos imaginarios rotos.
Estaba claro que la vida del amigo invisible se volvía muy dura cuando los niños llegaban a primaria y se hacían ya mayores.
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