Recordando el Tower of Doom

Vale, el anterior era un chiste muy muy malo, pero yo me he reído mucho conmigo mismo. Además, ¿qué se iba a esperar de una frikimemez?

Y es que el Tower of Doom me traen muchísimos recuerdos frikis. Ay, sí, me temo que toca momento abuelo cebolleta friki...

Para los que no lo conozcan, se trata de un juego de recreativa del 93 (aunque en un vídeo al final confirma que es del 94), de Capcom, basado en Dungeons and Dragons (con licencia de TSR, así que oficialmente era un producto D&D), donde podías manejar a uno de entre cuatro personajes: Un guerrero peleón, un enano muy resistente, un clérigo con sus conjuros defensivos y una elfa maga con sus conjuros de ataque.

El juego estaba genial, sobre todo si en la sala recreativa conectaban dos máquinas, ya que se podía llegar a jugar entre cuatro jugadores. Si encima ponían la botonera de 6 botones y no la de 3, ya era la bomba, pues necesitaba realmente 4 botones: Un botón para atacar, el otro para saltar o andar agachado, un tercero para usar el objeto especial (dagas, arcos, conjuros) y un cuarto para cambiar el objeto especial activo.

En una máquina de las de sólo tres botones, si querías usar un objeto específico tenías dos métodos: o gastar los que tenías antes (así, a lo cutre) o, cuando te tocaba comprar material (entre misión y misión), comprabas objetos para ir ordenándolos :D (como un pila LIFO, lo último que comprabas era lo primero que usabas), aunque esto último sólo valía para ordenar objetos básicos.

La verdad es que el juego tenía muchas posibilidades: No sólo atacabas y saltabas, podías andar agachado, hacer barridos, atacar en picado, curar a tus compañeros si eras el clérigo, lanzar proyectiles mágicos y bolas de fuego con la maga, quemar a tus enemigos y compañeros por igual con las botellas de aceite (¡cuidado, que lanzo fuego!)... una pasada, la verdad es que hasta el mítico The King of Dragons se quedaba pequeño antes este juegazo. Era algo complicado pero tampoco demasiado, y podías estar un buen rato enganchado por cinco duretes.

En general, era toda una experiencia mazmorrera, enfrentándote a un porrón de bichos, descubriendo cavernas secretas, abriendo cofres, recogiendo pociones curativas, pergaminos, anillos mágicos...

Ojo, que algunos cofres pueden tener trampas, esos hay que abrirlos con cuidado.
Como éste, por ejemplo.
Y que todavía me acuerde de que ahí hay una trampa :O

En ciertos puntos podías elegir entre varios caminos a seguir, así que varias partidas podían resultar diferentes. Por ejemplo, en cierto momento podías elegir entre ir a enfrentarte a un contemplador (el beholder) o a un dragón rojo gigantesco que no cabía en pantalla. Nosotros, cuando andábamos jodidos de vida, siempre íbamos a por el dragón (total, para lo que íbamos a durar contra el contemplador).

Entre la masilla con la que te enfrentabas a lo largo de cada fase (kobolds, oso-búhos, gnolls, trogloditas, esqueletos, ghouls, perros del infierno) y los monstruos finales (el ogro, la bestia desplazadora, la mantícora, el troll, el dragón negro, el contemplador, el dragón rojo, el elfo oscuro, el golem y el liche, y algún otro que me puedo haber dejado), te ventilabas la mitad del compendio de monstruos :D.

Cuando comienzan a salir muertos vivientes es cuando se echa de menos al clérigo

Para este juego era importante juntarse con amigos y en modo cooperativo, porque siempre se te podía apuntar alguien que no conocías y que luego jugaba en plan gorrón: Se cogía todo el dinero, siempre iba corriendo a por la poción curativa, abría los cofres por su cuenta sin esperar consenso (algunos cofres daban un objeto que dependía de quien lo abría, y en esos casos nosotros ya sabíamos qué cofres daban el pergamino de curar heridas serias cuando el encargado era el clérigo), lanzaba aceite ardiendo sin tener cuidado y se curaba sólo a sí mismo cuando era el clérigo (nuestro gran clérigo era muy responsable y siempre curaba a quien debía, no sólo a él ;) ).

Años más tarde sacarían el Tower of Doom 2: Shadow over Mystara. Metía dos personajes más, un ladrón y un mago (más mago y menos luchador que la elfa maga), y muchos más bichos, más fases, mejores gráficos y acción. Pero creo que entre que era un poco más de lo mismo y la dificultad, que había aumentado bastante (o quizá no jugamos las suficientes partidas), nunca nos llegó a enganchar.

Pero para entender lo que era, siempre se puede ver un vídeo (o jugar con un emulador). El juego se puede ver en numerosos vídeos de Youtube, pero podemos ver dos con muy buena pinta, de Con cinco duros: Tower of Doom y Tower of Doom 2. A disfrutarlo.